Around the house...
En la finca es habitual, a finales de mayo, ver oropéndolas anidando a escasos metros de la casa y escuchar su canto llenando el ambiente. Los abejarucos llegan a mediados de abril y se les suele escuchar parlotear alto en el cielo, formando impresionantes escuadrones que, de repente, se posan al unísono en los algarrobos cercanos. Golondrinas, alcaudones, cucos, abubillas, ruiseñores y torcecuellos son también habituales, junto con búhos reales, que a menudo son escuchados al anochecer con su silueta recortada contra los algarrobos.
También abundan autillos y mochuelos, y los extraños sonidos de los chotacabras hacen del anochecer un momento mágico. Y el águila perdicera tiene habitual refugio aquí, vagando por las abruptas montañas de la cordillera prelitoral, y elevándose sobre los picos escarpados, olivos y laderas cubiertas de pinos.